Las Iglesias saludables mantienen un equilibrio entre la espiritualidad genuina, la ortodoxia Bíblica, la comunión intercultural y la organización eclesial- empresarial.
- Espiritualidad Genuina; la iglesia practica una espiritualidad según el modelo del señor Jesucristo, las practicas “farisaicas” se dejan a un lado y se camina según el paradigma novó testamentario de nuevas criaturas.
- Comunión intercultural; venimos de una sociedad donde las conductas egoístas están primando sobre los fines y beneficios comunes. En vista de lo anterior, cuando en las comunidades de fe, la comunión traspasa fronteras, banderas e ideologías, podemos sentarnos en la misma mesa, compartimos el pan y nos lavamos los pies los unos a los otros.
- Ortodoxia Bíblica contextualizada; La verdad expresada en “las sagradas escrituras” tienen que leerse dentro del contexto desde donde esta fue escrita o expresada, respetando la originalidad del mensaje para el o los individuos en la sociedad contemporáneos a esa época, sin embargo no podemos leer el texto Bíblico dado en el desierto y tratar de imponer el mismo en las grandes urbes como “ciudad de México, Sao Paulo, New York, Seúl, etc. Cuando queremos aplicar costumbres de pueblos del pasado bíblico a nuestro presente cultural, nos encontramos con choques culturales irreales y sin sentido que terminan produciendo “doctrinas de hombres”.
- Organización eclesial-empresarial; el termino “organización” causa asombro en muchas mentes humanas, algunas llegan incluso a peyorativamente rechazarlo. Sin embargo, si somos capaces de entender y aceptar que la “Imago Dei” esta impresa en cada una de nuestras células neuronales, se tiene que dar por un hecho que la “organización” está en nuestro “ADN” y por lo tanto tenemos que aprenderlo y practicarlo en nuestras comunidades. (la creación, la constitución del pueblo de Israel, la Iglesia primitiva etc.)
El desarrollo saludable de Iglesias, se realiza desde una planificación Divina previamente establecida, la creación del universo nos muestra un claro ejemplo de la sapiencia del creador en toda la dimensión de la palabra. Cuando observamos este proceso Ex – Nihilo (de la nada) y lo comparamos con la Iglesia, nos damos cuenta que nada de lo creado surge “al azar”, no es una casualidad, la Iglesia como un movimiento institucional, fue, es y será, una idea originada en el mismo corazón de Dios.
Este grupo “escogido” por Dios, de todos los tiempos y lugares y que hablan diferentes idiomas y de diferentes costumbres y diferente color de pelo, que es conocida como Iglesia, una palabra con muchos significados, orígenes y usos (de la palabra ekklesia en griego) sin embargo existe y se mantiene viva, en constante crecimiento por encima de toda adversidad (Mateo 16:18) y con una clara distinción, como dice Chafer en su Teología Sistemática,
“Cualquiera que sea el uso de la palabra iglesia en el Nuevo Testamento, la idea inherente es, que se trata de un pueblo segregado o llamado fuera de entre la masa de personas a aquello que es un grupo distinto en sí.” [1]
Cuando partimos de un enunciado como este, vemos un grupo de personas compartiendo, disfrutando y ejerciendo funciones únicas, donde Dios es la cabeza de todo, donde los participantes experimentan una completa transformación integral, de la cabeza a los pies.
Cuando pienso en Dios estando despierto, miro como Él está viendo cada detalle de la creación, su sufrimiento y decadencia, y a la vez como el permite que la raza humana cambie su rumbo de una vez y para siempre. La Iglesia es la perfecta asamblea donde reunir a los redimidos, es la institución donde se les enseña, se les cuida, se les llena de poder sobrenatural, y se prepararan para vivir una verdadera y única nueva vida, que culminara en los cielos nuevos y tierra nueva.
Dios prometió estar siempre con su pueblo (Salmos 121:4; Mateo 28:20) y declaro que las puertas mismas del hades no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18), está firme promesa está vigente, activa en continuo cumplimiento, y puedo ver como Dios mantiene su pueblo a pesar del dolor, de la razón egoísta postmoderna, a pesar de todos los embates de pensamientos seculares que posiblemente tienen sus raíces en la casa donde se producen las mentiras (Juan 8:44 NVI), pero Dios está vivo y cada día está obrando, haciendo nuevas criaturas y uniéndolas a su cuerpo llamado Iglesia (2 Corintios 5:17), actualmente puedo ver la mano de Dios manteniendo vivos a sus criaturas, puedo ver como las maravillas y prodigios, capacidades especiales manifestándose en cada miembro y un poderoso y fresco mover de Dios es real en estos días, lastimosamente muchos de “los escogidos” que han respondido a el llamado salvífico, no están experimentando la obra activa de Dios en sus vidas.
Quiero aprovechar esta sección para enfocar algunos comentarios sobre el pentecostalismo actual, porque no somos un grupo emocionalmente alterado, o sin cerebro, me parece punzante y clara la opinión de Miguel Álvarez cuando dice:
“La pentecostalidad de la Iglesia es integral. No se queda enclaustrada en la experiencia solamente, sino que se forma a través del ejercicio académico integrado por el consejo de la Palabra, la iluminación del Espíritu, la evidencia de la historia y la sabiduría de la congregación”[2]
creo que hay un camino claro delimitado por el Salvador, un ofrecimiento llamado “vida abundante”, que Dios preparo para los que le aman, no es un cuento de hadas, ni un mito fabricado por un político inescrupuloso para atraer adeptos; es un estado real, una promesa inequívoca para los que la creen, abundancia en todo.
La Iglesia tiene que experimentar esta vida, no existe otra manera de vivir la vida cristiana, que no sea en abundancia, si Dios está obrando, está obrando hoy, el cambio en la vida de las personas es integral, completo, no hay espacio para la mediocridad, el proceso es en línea recta, continuo, nunca va en retroceso ni se detiene. Dios es perfecto y lleva a sus hijos en esa dirección, en Cristo nuestras vidas están completas (Colosenses 2:10).
La obra transformadora de Dios trae experiencias sobrenaturales sobre su Iglesia, ya mencione que los seres humanos somos capaces, indistintamente de nuestra condición personal, podemos hacer medicinas que sanen enfermedades, inventos que nos ayuden a vivir mejor, sin embargo también creemos, entendemos y experimentamos la obra diaria de Dios haciendo hígados nuevos, eliminando neoplasias, haciendo cerebros nuevos, algunos llamamos a esto milagros otros lo conocen como obras sobrenaturales; también podemos ver ciudades completas salir de la ruina y pobreza extrema, hasta convertirse en comunidades prosperas y exitosas, tal es el testimonio vivido en la comunidad de Almolonga, Guatemala, donde las cárceles tuvieron que cerrarse, porque no había a quien tener preso, donde las hortalizas se producían en cantidades inusuales su tamaño era fuera de lo normal sin usar técnicas de mejoramiento, donde las personas salían de la oscuridad espiritual y la luz llegaba a sus vidas[3].
Esto y mucho más son casos reales, historias verdaderas, que muestran a Dios activo, presente en su comunidad, pueblos que en ocasiones hablan lenguas que no conocen, que sienten “como electricidad” pasando en sus cuerpos, que se levantan todos los días sabiendo que el amor a Cristo es más fuerte que todo lo que pase a sus alrededores (Romanos 8:35). Solo un Dios vivo es capaz de que esto suceda, y la Iglesia tiene que despertar y vivir en comunidad con este Dios; ya no hay nada que nos haga escondernos y huir de su presencia.
[1] Lewis Sperry Chafer, Teologia Sistematica tomo 2, (Waukesha, WI, Spanish Publications, Inc.1986) 40.
[2] Miguel Álvarez, Pasión por la Palabra, (Cleveland, TN, C.E.L Publicaciones, 2017) 2.
[3] Recomiendo leer, López, Rene Abel, “LA HORTALIZA DE AMÉRICA”: EL NEOPENTECOSTALISMO ÉTNICO DE ALMOLONGA, GUATEMALA, Revista Cultura & Religión; Vol. 11, Núm. 1 (2017): período: enero- junio; 69- 90. http://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/article/view/751.
Dios te bendiga
Saludos cordiales desde Panamá